Escrito por: Cash Luna
Les voy a enseñar algo que puede librarlos de la blasfemia contra el Espíritu Santo, normalmente una persona llena del Espíritu Santo no va a blasfemar contra él, podría tener algunas dudas, podría decir algunas cosas, pero no necesariamente una blasfemia, no podría salirle del corazón. Cuando el Espíritu Santo se empezó a mover la gente empezó a caer bajo el poder, empezó a reír de gozo, de alegría, mucha gente empezó a decir que eran demonios, lo decían por la creencia que tenían, no porque quisieran decirle al Espíritu Santo que era demonio.
¿Cómo se puede saber si se ha blasfemado contra el Espíritu Santo? Si usted lo hubiera hecho, no estaría aquí sentado, estaría endemoniado y perdido en algún lugar, por eso cuando uno ve cosas del Espíritu Santo uno debe ser prudente y cerrar la boca, mucha gente ve manifestaciones y les da miedo y como les da miedo dicen que es del diablo, el Espíritu Santo se derramó en Pentecostés y a todos les dio miedo, muchas veces nos da miedo lo desconocido, no lo malo.
Jesús dice que cualquier palabra que se hable en contra de los hombres, en contra del Hijo de Dios será perdonada, pero que cualquier palabra que hablen en contra del Espíritu Santo, es decir, atribuirle al Espíritu Santo cosas diabólicas.
Una blasfemia contra Dios, es cuando le atribuye lo malo, por ejemplo, decir que el cáncer que tiene se lo mandó Dios, o sea que Dios es el Dios que da cáncer a todo el mundo, cuando empieza a hablar así Dios se sale de su casa y de su sala, porque usted lo ha deshonrado al punto de atribuirle un hecho malo, Dios es el que sana el cáncer no el que lo pone, si usted cree que Dios pone el cáncer ¿Por qué pide que se lo quite? Si Dios se lo mandó, ¿por qué lo reprende? ¿Por qué pide que oren por usted para que se le quite? Todas esas creencias están mal fundamentadas y están hablando mal de Dios y no le están dando gloria a él, cuando juntos creamos que Dios es el creador de lo bueno y que tenemos una pelea contra el diablo porque cómo puede Dios poner el cáncer y dividirse contra sí mismo, su reino no permanecerá, él va en una línea, cuando ustedes dicen que están en un crisis económica muy grande que no tienen para comer y que es Dios el que le mandó la prueba, blasfemia está diciendo. ¿Acaso no ha leído el Padre Nuestro? Dice, el pan nuestro dánoslo hoy y perdona nuestros pecados, no hay pecado por el cual Dios le quite el pan a su hijo, cuando yo corrijo a mis hijos porque han hecho lo malo, los corrijo con otras cosas, pero jamás les quito el pan por días, no se les quita el beso, el abrazo, el cariño, el amor, menos la comida, se les quita otras cosas cuando disciplina. Si ustedes siendo malos dan cosas buenas a sus hijos, cuánto más Dios.
Cualquier palabra que digas contra el hombre, contra el Hijo de Dios te será perdonada, pero no contra el Espíritu Santo, ¿Quién corre el riesgo de blasfemar contra el Espíritu Santo? El que vive hablando contra los hombres todo el tiempo, si usted es una persona que todo el tiempo está hablando mal de alguien, juzgando, señalando, como que usted fuera Dios, todas las personas que tienen la costumbre de hablar mal de alguien más corren el riesgo de hablar mal de Dios y blasfemar contra el Espíritu Santo.
Los que siempre hablan bien de los demás, los que siempre están viendo lo bueno de la gente están muy lejos de blasfemar.
Mateo 12:35-37 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Más yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
En el contexto, sacar buenas cosas se refiere a las palabras, quiere decir que el tesoro que tenemos dentro se revela en la expresión que nosotros tenemos, un buen testimonio comienza con buenas palabras. Cuando arrestan a una persona dicen: “todo lo que diga podrá ser usado en su contra”.
Romanos 10:8-10 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
¿Cuántas veces usted ha dicho cuando expresa mal una idea “no fue eso lo que quise decir”? Quiere decir que en su corazón usted creía algo pero no lo confesó bien con su boca, uno debe alinear el corazón a la boca y la boca al corazón. Usted puede creer algo en el corazón, pero al no expresarlo bien, la boca lo condena. Uno puede meterse o salir de problemas gracias a la boca, úsela para lo bueno, porque por tus palabras serás condenado y por tus palabras serás justificado o salvo.
Si tu corazón tiene algo, alinea tu boca porque un reino dividido contra sí mismo no prevalece, por ejemplo, estás enfermo y crees que Jesús murió por su sanidad no confiese que se va a morir, si Dios se lo lleva es asunto de Dios no un fruto de la confesión de su boca. Las cosas que decimos creer son las que debemos confesar.
Si crees que Dios está contigo, deja de hablar de la crisis, si hablas de la crisis que sea sólo para hacer un contraste como hacía David, David hablaba del pozo de la desesperación pero confesaba que era Dios el que sacaba su vida de ese pozo. David hablaba de valle de sombra y muerte, pero confesaba que no iba a temer mal alguno, claro que se puede hablar de la crisis, pero siempre confesando que a pesar de la crisis nunca se va a mendigar pan. Es tiempo de arrepentirnos de hablar lo que no se debe, es tiempo de aprender a hablar.
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