“Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer.” Romanos 12:1 DHH.
Un pastor africano fue apresado por rebeldes que exigían que renunciara a su fe. El pastor se rehusó; la noche anterior a que lo ejecutaran, escribió lo que sigue en un pedazo de papel:
Soy parte de la comunidad de los
No Avergonzados
Conozco el poder del Espíritu Santo.
Las cartas se han repartido, he cruzado la línea, he tomado la decisión:
soy discípulo de Cristo.
No miraré hacia atrás, no cesaré, no daré la vuelta, no callaré.
Mi pasado está redimido, mi presente tiene sentido, mi futuro está asegurado.
¡He acabado definitivamente con la vida mezquina, el andar por vista, los planes pequeños,
los sueños incoloros, la visión dócil, la conversación mundana, la avaricia a la hora de dar y
las metas enanas!
Ya no necesito la preeminencia, ni la prosperidad, ni los puestos de importancia,
ni el aplauso, ni la popularidad.
No necesito tener la razón, ni ser el primero, el número uno,
ni de ser reconocido, admirado o galardonado.
Ahora vivo en la presencia de Dios, me apoyo en la fe, amo a los demás con paciencia,
los afirmo en mis oraciones y obro en el poder de Dios.
Mi rumbo es fijo, mi paso firme, mi destino el cielo; el camino es estrecho,
la senda es ruda, pocos son los compañeros; mi guía es fiel, mi misión es clara.
No me pueden comprar o sobornar, desviar o seducir, diluir o detener.
No me acobardaré ante el sacrificio; no vacilaré frente a la adversidad;
no negociaré con el enemigo, ni me dejaré tentar por la popularidad,
ni vagaré en el laberinto de la mediocridad.
No me rindo, no me callo, no me freno, no me extingo hasta que haya predicado,
orado, pagado, atesorado y velado hasta lo último por la causa de Cristo.
Soy discípulo de Jesús; prosigo hasta que él venga,
doy hasta que me agote, predico hasta que todos oigan y
trabajo hasta que Él diga: ¡basta!
Y cuando Él venga a recoger a los suyos, me reconocerá sin problema.
Mis colores serán bien claros.
Señor, te ruego desarrolles en mí la paciencia y fidelidad para ir en pos de tu meta para mí vida, aunque me vea enfrentado al rechazo.
Comentarios