Escrito por: Chalo Jiménez
“Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tu y tus descendientes.” Deuteronomio 30:19
“Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tu y tus descendientes.” Deuteronomio 30:19
El 11 de septiembre de 2001 la tierra fue testigo de un ataque aéreo comandado por varios pilotos suicidas cuya elección había sido la muerte, no solo la de ellos mismos sino la vida de cinco mil personas mas. De otro lado y de acuerdo a estudios realizados, cada año un promedio de 160,000 creyentes son martirizados alrededor del mundo. En ambos acontecimientos podemos observar, el alto costo pagado por la humanidad, como consecuencia, de decisiones tomadas por hombres que no tienen a Cristo en el corazón.
Pero por difícil que sea la situación no podemos menguar, porque “nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos” (2 Corintios 4:8,9) y con la esperanza de que los sufrimientos que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale mucho mas.
Por tanto, podemos concluir que es mayor el costo de no seguir a Jesucristo que el de seguirlo y en este tema vale citar una profunda verdad que nos enseña Mathew Henry: “porque mientras los que decidieron pagar el precio de seguirlo, verán colmada su esperanza, la única esperanza de los malos será dar su último suspiro y desaparecer sin dejar rastro. Los que no quieran huir hacia Dios, en vano esperaran huir de EL”
Es probable que no seamos llamados a morir como mártires, si en cambio, estamos llamados a derribar las torres de nuestro orgullo y a morir a nuestros deseos y actitudes equivocadas y comenzar a marcar la diferencia, solo entonces el mundo podrá ver a Jesús.
Algunos cristianos ni siquiera han intentado pensar si morirán o no por Jesucristo porque en realidad ni siquiera han comenzado a vivir por EL.
“CUESTA SEGUIR A JESUCRISTO, PERO CUESTA MÁS NO HACERLO”
(Tu andar diario).
© Chalo Jiménez, Mayo de 2008. Derechos Reservados.
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