Escrito por: Chalo Jiménez
"Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir." 1 Corintios 10: 13
Las sirenas o ninfas del mar en la mitología griega, son seres fabulosos, son mujeres jóvenes hermosas con cola de pez, hijas del dios marino Forcis. Las sirenas tenían una voz de tal dulzura que los marinos que oían sus canciones eran atraídos hacia las rocas sobre las que las ninfas cantaban. Su canción constituía un atractivo tan irresistible que llevaba a la perdición a los marinos.
En uno de los cantos del poema griego
Sin ninguna duda las "Sirenas" hacen parte de la antigua Mitología, pero en plena postmodernidad hay seres y situaciones "hermosos", tan atractivos que tienen la capacidad de llevar a la perdición a cualquier desprevenido. Hoy como en el poema griego es necesario escapar de estas "bellezas". Pero antes quiero hacerte una pregunta ¿Qué es lo que te canta o te encanta que literalmente te hace enloquecer?
A diferencia de Odiseo no debemos escuchar el consejo de brujos, encantadores o hechiceros, es mejor escuchar "
Ahora bien, taparse los oídos con cera sólo va a producir una sordera temporal, necesitamos soluciones definitivas para dejar de oír la "dulce" voz del pecado que nos lleva a la perdición. La tripulación que navega por los mares de la vida no debe permitir que el canto extraordinario de las "sirenas" los siga cautivando. Es necesario apartarse, huir de tal "belleza" y orar con fervor. Hoy si es posible cambia las coordenadas, cambia de consejero y si no funciona, cambia de navío.
Odiseo no se tapo los oídos con cera tal como se lo había aconsejado la hechicera Circe, para poder escuchar a las encantadoras Sirenas, prefirió atarse al mástil del barco. Cuando oyó las preciosas melodías se retractó, diciendo que lo soltaran, pero sus súbditos no hicieron caso a sus reclamos porque no lo oían. Odiseo estaba consciente de los peligros que corría al pasar por ahí.
Y tú ¿estas siendo consciente de los peligros implícitos al trasegar este camino?
© Chalo Jiménez 2008. Derechos Reservados.
Comentarios