Escrito por: Myles Munroe
Quien no puede ver lo lejano se vuelve esclavo de lo inmediato.
No hay mayor carga que la libertad. La naturaleza paradójica de esta afirmación es eco de la complejidad del concepto de la libertad. La libertad es como la belleza y el amor: es difícil de definir, pero uno la reconoce cuando la vive. Al caminar por la orilla del océano del siglo XXI, y aceptar la responsabilidad de custodiar un nuevo milenio, el grito por la libertad individual, comunitaria, cultural y nacional resuena proveniente de las luchas humanas del siglo XX.
Más de seis mil millones de personas habitan nuestro frágil hogar llamado Tierra, y casi todos dirían que son libres sin definir el concepto de manera adecuada. La libertad es uno de los ideales más malinterpretados, y por ello rara vez conseguido. La mayoría de los seres humanos jamás experimentará la verdadera libertad, aunque esta sea el propósito y la razón de nuestra existencia.
La libertad, aunque mal entendida por la mayoría, se ha convertido en el objetivo por supremacía. Hoy vivimos una nueva y explosiva difusión de este ideal. El desarrollo de los acontecimientos en material social, política y económica en Europa Oriental a fines del siglo XX anuncian solo la última y más radical fase del compromiso de personas de todo el mundo con la libertad. Desde la Segunda Guerra Mundial, muchos países del Tercer Mundo y del Lejano Oriente ingresaron a las filas de la lucha por la libertad, reconociendo su valor y a veces viviendo de esta lucha. Casi no hay país en el que los líderes, dubitativos en ocasiones, no afirmen que buscan el ideal de la libertad. Es importante entender que el concepto de la libertad no fue inventado por el hombre sino para el hombre. La libertad no es un ideal Occidental ni Oriental. Es un concepto bíblico presentado por Dios mismo como esencia y propósito de la existencia del ser humano. Por ello la libertad es básica para la plenitud del hombre, crítico elemento de su sentido del valor.
El espíritu de la libertad es sinónimo del espíritu humano y reside en su naturaleza misma. Es por esta razón que el deseo, la pasión y la búsqueda de la libertad son naturales en el ser humano. La opresión, la supresión y toda otra forma de esclavitud, todo intento por restringir el desarrollo y expresión del espíritu humano, siempre despertarán al gigante dormido llamado libertad. Toda forma de esclavitud, sea por medio de trabajo forzado, ideología, régimen político, opresión económica, abuso doméstico u opresión religiosa o espiritual, es el máximo pecado contra el espíritu humano.
David Brion Davis y su colega de Yale Edmund Morgan, en su libro The Problem DI Slavery in Western Culture [El problema de la esclavitud en la cultura occidental], demostró la enorme importancia de la esclavitud en la reconstrucción y reconfiguración social e intelectual de la libertad en nuestro contexto moderno. Davis intentó explicar por qué, luego de dar por sentada la esclavitud desde el inicio de su historia en Occidente, en un período de tiempo notablemente corto durante la última parte del siglo XIX, se redefinió la esclavitud como el mal más grande, un flagelo moral y socioeconómico que debía ser exterminado.
Su conclusión fue que la promoción y protección de la libertad personal era la más alta virtud del hombre. En esencia, la esclavitud no destruye a la libertad sino que magnifica su valor y presencia. Sin embargo, seguimos ante el interrogante: "¿Qué es la libertad?"
La libertad es un concepto bíblico presentado por Dios mismo como esencia y propósito de la existencia del ser humano
En el umbral de una sangrienta guerra civil, Abraham Lincoln se quejó de que no conocía una buena definición de la libertad. La situación no es diferente hoya pesar de la gran cantidad de literatura sobre el tema. En otras palabras, aunque hay consenso sobre el valor de la libertad, aún no lo hay en cuanto a lo que es la libertad. Es justamente este dilema lo que explica por qué los partidos políticos más acérrimamente opuestos honran el "mismo" ideal.
La libertad ha sido definida en muchas de las obras de los filósofos griegos, y los pensadores modernos y otros estudiosos han explorado este complejo tema. La libertad se define como un valor tripartito.
Orlando Patterson, en su libro Freedom in the Making Western Culture [La libertad en la construcción de la cultura occidental] ofrece el siguiente resumen:
“La libertad es un valor tripartito. Tiene una relación histórica, sociológica y conceptual. Primero está el concepto de la libertad personal, que brinda al individuo el sentido de que por un lado no se ve obligado o limitado por otra persona para hacer lo que desea, y por otro lado la convicción de uno puede hacerlo.
El segundo concepto de la libertad se llama libertad soberana y se refiere sencillamente al poder de actuar como uno lo desee, sin que medien los deseos de los demás. Esto se diferencia de la libertad personal, que es la capacidad de hacer lo que uno desea mientras pueda hacerlo.
La tercera connotación de la libertad es la libertad cívica, que se refiere a la capacidad de los miembros adultos de una comunidad a participar en su vida y gobierno. La persona se siente libre, en este sentido, al punto de que pertenece a la comunidad en la que ha nacido, que tiene un lugar reconocido dentro de esta y que se involucra de algún modo en la forma en que se gobierna esta comunidad. La existencia de la libertad chica implica alguna forma de comunidad política, que define claramente los derechos y obligaciones de cada ciudadano. Esta forma de libertad también puede ser restrictiva, como lo era en la cultura de la antigua Roma, donde solo los hombres podían participar, o en la historia reciente en que a las mujeres o a los negros se les permitió participar en el proceso político por medio del voto”
Estos son, entonces, lo tres elementos constitutivos de la variante occidental única de la libertad.
La libertad natural existe en la misma naturaleza del hombre como derecho y responsabilidad otorgados por Dios establecidos desde el principio de la creación del hombre.
Veremos un cuarto concepto de la libertad que no ha sido definido ni por pensadores griegos, romanos u occidentales, sino por el Creador de toda la humanidad, Dios, y por su Palabra, la Biblia. Llamaremos a este concepto la libertad natural. La libertad natural existe en la misma naturaleza del hombre, como derecho y responsabilidad otorgados por Dios, establecidos desde el principio de la creación del hombre. Es el derecho humano delegado por Dios al hombre en el primer libro de Moisés.
Tomado del libro “EN BUSCA DE LA LIBERTAD” Myles Munroe.
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