No Puedo Perdonar 1
Pasaje clave: Mateo 18: 21-22.
Siempre la falta de perdón se convierte en amargura, y la vida amargada
es una manera de responder al daño que el otro me hizo. Alguien me dañó y yo
respondo a ese daño con amargura y tal vez pueda llevar esa amargura por mucho
tiempo; ahora ¿Qué produce en mi vida la amargura? ¿Quieren saber? ¿Cuántas
conocen personas amargas?
Cuando una mujer vive en amargura porque le han dañado en algún momento
y ha entrado en ese estado de amargura, en primer lugar, lo que le pasa es que
pierde la perspectiva de la situación. Cuando estás en amargura, perdés la
perspectiva de la situación, ves todo distorsionado en tu vida y a partir de
ese momento, comenzás a tomar malas decisiones porque las decisiones no están
basadas en la realidad, sino en la distorsión.
Tal vez a vos te hirieron y hace años que venís con ese dolor, con esa
angustia, con esa amargura de ¿por qué me hicieron esto?, ¿por qué me pasó a
mí?, ¿por qué tuve que pasar por estas situación? y eso hizo que vos perdieras
la correcta perspectiva de la vida y a partir de ese momento empezaste a tomar
malas decisiones.
¿Estás contenta de vivir con esa amargura? ¿Te hace feliz vivir en esa
amargura? ¿Puede ser posible que haga, 20, 15, 5 años que estés metida en una
amargura que te ha llevado a tomar malas decisiones? ¿Estás feliz siendo una
mujer amarga? ¿Estás feliz siendo una mujer que ya no se ríe más, que está
atada todo el tiempo a la bronca, a la ira, al dolor, a lo negativo?
Otra de las cosas que hace la amargura, es que infecta a todos los que
están a tu alrededor; porque empezás a contarle la historia de tu amargura a
todo el mundo y querés que todo el mundo te tenga compasión, eso no quiere
decir que no te haya pasado algo grave, -yo entiendo y sé que lo que te pasó
para vos es gravísimo- pero te estoy hablando para salir de eso, para beneficio
tuyo, no del otro.
Uno va infectando a los demás y cómo eso termina siendo algo negativo
para nosotros; porque tal vez, a vos se te haya pasado el tiempo y querés
perdonar a esa persona pero los que infectaste, no quieren. Y te dicen: ¡Cómo
lo vas a perdonar, cómo vas a volver, y cómo le vas a decir tal cosa, y cómo
vas a hablar por teléfono!, porque los infectaste con la misma amargura que vos
tenías y ahora no quieren que vos arregles esa situación o perdones a esa persona
y te siguen teniendo en el lugar de la falta de perdón porque los otros
estuvieron infectados, ¿por qué? por la raíz de amargura.
Tal vez, a vos nadie te hizo nada, pero estás metida también en la falta
de perdón por lo que una persona le hizo a alguien que vos querés. ¿Cuántas
alguna vez, se enojaron porque alguien le hizo una cosa mala a la otra, se
enemistaron y no pudieron perdonar a ese que no te afectó a vos, sino que
afectó a tu amiga, a tu familiar, a tu vecina, a tu hija?
Y también tenés que perdonar porque si no vas a estar metida en la misma
raíz de amargura, o sea, en la misma imposibilidad de ver la vida con otros
ojos y eso te va a terminar afectando en tus propias decisiones. Hoy tenés que
perdonar. ¿Cómo se perdona?
Hay tres momentos de perdón:
1. Instantáneamente.
Cuando alguien a vos te ofende, te hizo algo malo, algo que no te gustó,
entonces, ¿qué hace el perdón, si yo perdono instantáneamente? No abrazar la
ofensa, la suelto. Yo me suelto de esto que me hizo, que me dijo. Yo dejo ir
esa ofensa, no es que no me hizo nada, me hizo, pero yo decido, dejar ir la
ofensa.
Cuando una persona perdona, se le reduce el stress, le mejora la salud
cardíaca, se le mejoran las relaciones interpersonales, tiene mayor capacidad
para resolver los conflictos, se te reducen los dolores físicos de espalda, de
las coyunturas y aún solamente con pensar en perdonar a alguien. Solamente con
el hecho de pensar “tengo que perdonar” comienza a sanarse tu cuerpo, trae
mayor alegría.
El Perdón es un poder que yo tengo en mis manos, y que yo decido
voluntariamente ofrecérselo como un regalo a alguien. Es un poder, no es un
sentimiento, es un acto de mí voluntad, yo quiero perdonar y le voy a otorgar
ese poder, como regalo, a esa persona, o sea, perdonar es un privilegio.
Ahora, vamos a ver lo que produce en
nosotros el perdón, el primer paso es el perdón instantáneo, es un
acto de obediencia, porque si Dios te manda a que obedezcas algo, es porque Él
sabe que te va a hacer bien. Yo perdono.
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