Escrito por: Chalo Jiménez
“Hoy
pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir
entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la
vida, para que vivan tú y tus descendientes” Deuteronomio 30:19
Wernher
Von Braun (1912–1977), fue un Ingeniero aeroespacial de origen alemán, graduado
en ingeniería mecánica, Doctor en Física por la Universidad de Berlín,
con 25 años comenzó a experimentar con cohetes y en 1945 fue Director del
Centro de Investigación de cohetes alemán. Con el comienzo de la Segunda Guerra
Mundial, los mandos alemanes le encargaron el diseño de un cohete con el fin de
atacar territorio enemigo. Se construyó el famoso cohete V-2, utilizado por
Hitler para bombardear Inglaterra en 1944, allí murieron más de diez mil
personas. Para el fin de la guerra se habían disparado 2780 misiles V-2 contra los
aliados. A finales de 1945 Von Braun preparó la rendición ante las fuerzas
estadounidenses, se entregó junto a 500 científicos, sus diseños y varios
vehículos de prueba. Después de la guerra fueron instados a cooperar con la
fuerza aérea estadounidense, a cambio, eximirlos de culpa por su pasado nazi, llegó
a Norteamérica como consejero del programa de cohetes en New México, en 1955 se
hizo ciudadano estadounidense. En 1960, su centro para el desarrollo de cohetes
pasó a La NASA y
allí se le encomendó la construcción de los cohetes Saturno, los mismos que
llevaron al hombre a la luna, luego fue nombrado director del Centro de Vuelo
Espacial Marshall de la NASA.
Estas
misiones encargadas a Von Braun me recuerdan al hombre natural y al hombre
espiritual, el primero muerto en sus trasgresiones y pecados, con el
entendimiento entenebrecido y un corazón engañoso, el segundo, nacido de nuevo,
con un nuevo corazón y preparado para toda buena obra.
De
las misiones encomendadas a Von Braun, la primera tenía una misión de muerte y
destrucción por parte del ejército alemán. La segunda una misión de esperanza
por parte del ejército americano, explorar el espacio exterior, a la postre fue
su gran contribución al progreso de la humanidad.
Recuerda
que El Señor Jesús y su maravillosa obra en la cruz tiene como propósito llevarte
de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz, de este reino de tinieblas al
reino de nuestro amado Padre Dios.
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero
el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo
el castigo de Dios” Juan 3: 36
© Chalo Jiménez, Mayo de 2008. Derechos Reservados.
Prohibida su reproducción total o parcial sin la autorización del autor.
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