“»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.” Juan 15:5
Hoy en mi ciudad se programó una actividad llamada “El día sin carro”, aproximadamente 214.000 vehículos de servicio particular que existen en la capital del Valle del Cauca no podrán circular por la ciudad y todos los usuarios de esta clase de vehículos deberán transportarse en carros de servicio público, a pie o en bicicleta. Este día los ciudadanos podrán movilizarse en los servicios de transporte colectivo como buses, busetas y taxis.
El propósito es liderar una sensibilización de la población acerca de la necesidad de mantener en buen estado técnico mecánico sus vehículos y sumarse a la agenda mundial por el medio ambiente, en la que Cali es líder en procura de generar efectos de tipo cultural, social y ambiental que se reflejen en mejores conductas de todos los usuarios de las vías.
De todos los contaminantes producidos por el hombre, actualmente se responsabiliza al transporte de la mitad de ellos especialmente porque los automotores producen grandes cantidades de desechos tóxicos directos e indirectos los cuales son vertidos a las aguas, los suelos o el aire. La idea es facilitar las condiciones para que los herederos del planeta no cometan los mismos errores y sean capaces de reparar en su propio beneficio, las consecuencias de nuestras equivocaciones.
Los cristianos fieles seguidores de Jesucristo, sus verdaderos discípulos, deberíamos tener en nuestras agendas “El día sin pecado”, sin restricciones de horario y programado las 24 horas del día y los 7 días de la semana.
Conozco a muchos que hoy están padeciendo porque no conciben sus vidas sin carro, es más no se las imaginan sin casa, sin esposa, sin hijos o sin padres. Dan gracias a Dios por que sólo se trata de una actividad temporal. Viven creyendo que su misión en la tierra es tener prósperos negocios, grandes predios o una cuenta bancaria que garantice el futuro de sus hijos, dejando de lado la confianza en Dios.
Mas allá de hacerle mantenimiento a un vehículo particular “El día sin carro” nos debe llevar a la reflexión, sobre las condiciones de la gran mayoría de nuestros hermanos, en realidad para el grueso de la población es un día normal, pues en todo momento se encuentran sin carro. La egolatría, el individualismo, el materialismo, la presunción, el envanecimiento y la soberbia están encajados en el pueblo de Dios como un tumor maligno que le produce muchos dolores al cuerpo de Cristo.
Muchos líderes evangélicos famosos, se esconden en la verdad de que Jesucristo no era pobre para justificar sus mansiones en los barrios mas distinguidos de las grandes ciudades, lujosas viviendas con más de un parqueadero donde estacionan carros ostentosos como es el caso de un reconocido pastor norteamericano que guarda en su garaje un bello Rolls-Royce, o el de una reputada evangelista que acaba de comprar un avión para sus campañas.
No tengo nada en contra de la prosperidad, pero tengo mucho en contra de aquellos que creen que las bendiciones que Dios les da, o las que ellos mismos consiguen, son para su propio beneficio, yendo en contra de lo que expresa
Lo único en la vida que nos debería preocupar es quedarnos sin Dios.
La gente confía mas en sus propias habilidades para conseguir dinero que en lo que realmente pueda hacer Dios con sus vidas a favor de los menos favorecidos. En un sector deprimido de esta misma ciudad llamado “El distrito de aguablanca” viven mas de un millón de personas con toda la problemática social y espiritual que usted quiera imaginar.
Lo triste de esta situación es que la iglesia actual está poco comprometida con estas personas. Los pastores de las mega-iglesias ni siquiera saben donde quedan estos barrios y nunca los visitan por temores propios de su condición.
Si eres de aquellas personas a las que Dios ha bendecido en gran manera te invito hoy “El día sin carro” para que compartas de lo que tienes con el pobre y el desvalido y muestres así el verdadero amor de Jesucristo.
“Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.” Romanos 8:38-39
© Chalo Jiménez 2008. Derechos Reservados.
Imprimir
Comentarios