Escrito por: Myles Munroe
"El Reino de Dios ha venido a la tierra. Dejen que todos los que lo deseen, se arrepientan e ingresen a él". Ese es el evangelio que Jesús predicaba y que encomendó a Sus seguidores para que predicaran. En algún momento de la historia, la Iglesia perdió su enfoque. Raramente, en estos días escucharemos el mensaje del Reino predicado en nuestros pulpitos. Predicamos acerca de otras tantas cosas, pero casi nunca acerca, del Reino. Predicamos acerca de la prosperidad, la fe, los dones, los ministerios, y otros temas secundarios, pero no predicamos el Reino.
Satanás nos ha desviado. Una de sus estrategias más efectivas radica en preocuparnos con cosas secundarias en vez de las esenciales e importantes. El demonio es inteligente. Sabe que lo que es aun mejor que intentar que hagamos cosas que son absolutamente erróneas o malas. En vez, hace tornar nuestro enfoque en cosas, que si bien son importantes, no son las cosas en las que el Señor nos ha dicho que nos enfoquemos.
Si hacemos algo bueno que no se halla dentro de lo que el Señor nos ha dicho que debemos hacer, ¿esta bien o mal? Supón que tú me empleas como cocinero en tu hogar, y al planear una cena de grandes dimensiones, me pidieras que prepare un pavo con todos sus platillos adicionales incluidos. ¿Que sucedería si conduces a tus huéspedes a la mesa sólo para descubrir que yo solo, en vez, he cocinado carne asada a la cacerola? ¿Estuvo bien o mal? La carne asada a la cacerola podría ser la más jugosa, deliciosa y suculenta que jamás hayas comido, pero no fue lo que tu me habías pedido. Tenemos la tendencia de creer que, en tanto y en cuanto, algo no este mal, debe estar bien. Sin embargo, aun las cosas correctas están mal si se llevan a cabo en el momento incorrecto o en reemplazo de alguna cosa buena que debería haber sido llevada a cabo en vez de la otra.
Hace mas de dos mil años, Jesús fue muy claro respecto a la misión que Él le encomendó a la Iglesia. No dejo nada libre a la incertidumbre o interpretación. Él especifica que es lo que debía ser predicado y enseñado.
“Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.” (Evangelio según San Mateo 28:19-20).
“Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura.” (Evangelio según San Marcos 16:15).
“Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.” (Evangelio según San Mateo 24:14).
El Nuevo Testamento proclama todas las clases de "buena noticia" (evangelio, evangelion). La buena noticia que Jesús ha predicado, y la cual nosotros deberíamos predicar, radica en que el Reino de Dios ha venido a la tierra, y que, a través de Jesús, todos podemos formar parte de ese Reino.
Hemos sido tan desviados hacia temas secundarios y periféricos. Parecería que el mensaje del Reino ha desaparecido. No hay duda alguna que Jesucristo murió en la cruz, que nuestros pecados pueden ser perdonados y que encontraremos la vida eterna en Él. Tampoco existe duda alguna respecto a que necesitamos decirle a la gente que Él es el Camino, la Verdad y la Vida y que Él es el único camino hacía la vida eterna. Todo esto es parte del mensaje del Reino, pero no constituye todo el mensaje. La cruz de Cristo es el punto de partida de la vida en el Reino de Dios, no el punto final. No existe punto final, porque la vida en el Reino es eterna.
Nuestro problema es que pasamos tanto tiempo diciéndole a la gente como entrar en el Reino, que ocasionalmente les enseñamos que deben hacer una vez que han ingresado. Con frecuencia, no nos conocemos a nosotros mismos ya que nadie nos ha enseñado jamás tampoco. Pasamos tanto tiempo predicando acerca de la puerta que nos olvidamos todo lo relativo al palacio que se halla detrás de ella.
ATASCADOS EN LA PUERTA
Necesitamos volver a predicar el evangelio que Jesús nos dijo que predicáramos - la buena noticia de que el Reino de Dios vino a la tierra. Dios desea que nosotros poseamos el Reino, y Jesús es el camino para entrar al Reino. Jesús Mismo dijo, "»No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino." (Evangelio según San Lucas 12:32) ¡Pensad en ello! Nuestro Padre se siente complacido en habernos dado el Reino. Constituye lo que Él desea hacer. Es lo que Él ha intentado desde el mismo comienzo.
Si pensamos en el Reino de Dios como un palacio o mansión gloriosa, hemos perdido pues el mensaje. Estamos atascados en la puerta. ¿Cuál es el propósito de una puerta? Proporciona el ingreso a la casa o a las diferentes habitaciones de la casa. Del mismo modo, Jesús nos proporciona la entrada al Reino del Padre. Jesús dijo, "Yo soy el Camino". Una puerta es un portal a través del cual pasamos de un sitio a otro. Jesús es la puerta a través de la cual pasamos de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, de la culpa al perdón, de la vergüenza a la alegría, de la angustia a la paz, y del ser vencidos a la victoria. Tal es el contraste entre el reino de este mundo y el Reino de Dios.
Si quedamos "atascados" en la puerta, nunca experimentaremos la plenitud del Reino que el Padre ha preparado para nosotros. Debemos dar un paso hacia delante con el fin de descubrir un mundo totalmente nuevo de riquezas y gloria que yace dentro. Recuerden lo que Jesús dijo, " Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos…; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia." (Evangelio según San Juan 10:9-10). El Reino es un sitio donde podemos experimentar la vida al máximo.
¿Se pueden imaginar a alguien que herede un patrimonio maravilloso con una bella mansión y que se halle tan obsesionado con el amor que siente por la puerta que jamás de un paso hacia dentro? "¡Te amo puerta! Eres tan bella. Tienes paneles tan graciosos, un vidrio tan hermoso. ¡Eres tan maravillosa!" Jesús es nuestra puerta hacia el Reino de Dios. Resulta de vital importancia que pongamos nuestra fe en Jesús para que nos salve y perdone nuestros pecados, pero es igualmente importante que con posterioridad, nos movamos a través de la puerta, de modo tal que podamos participar y gozar del Reino en toda su plenitud.
Jesús dijo, "«Ciertamente les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas." (Evangelio según San Juan 10:7), pero Él también dijo, "»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas." (Evangelio según San Juan 10:11) Los pastores cuidan de sus ovejas. Las guían, las protegen, las llevan a sitios donde pueden hallar comida y agua. Los pastores no les dan pasto a sus ovejas, sino que las guían hacia el lugar donde las ovejas pueden hallar el pasto. Jesús es más grandioso que el Rey Arturo, y Su Reino es más glorioso que el de Camelote.
Tomado del libro "Redescubriendo El Reino" Myles Munroe
© Chalo Jiménez 2008. Derechos Reservados.
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