Escrito por: Tommy Tenney
Usted es un buscador de Dios si...no le interesa ser “Religiosamente correcto”
¿Está tan hambriento de Dios que este lo consume hasta el punto de no interesarle lo que las personas piensen de usted? No hablo de entusiasmo, hablo de un hambre por la presencia de Dios. ¿Persigue su presencia?
Yo acostumbraba preparar buenos sermones y reunir multitudes, e intentar grandes logros para Dios. Pero me arruiné. Ahora soy un buscador de Dios. Ya nada más importa. No me interesa lo que otros piensen de mí. Estoy yendo tras Dios. No es vanidad; es hambre. Nuestro problema es que nunca hemos estado realmente hambrientos. Permitimos que cosas satisfagan esporádicamente nuestras vidas. Venimos a Dios semana tras semana, año tras año, solo para dejarlo llenar pequeños espacios vacíos. Le digo que Dios está cansado de estar en segundo lugar en nosotros y en el programa de la Iglesia. Todo lo que la Iglesia hace debería brotar de la presencia de Dios. Nuestra principal motivación debería ser: “Lo hacemos porque está en el corazón del Señor”. Si no somos cuidadosos, podemos estar tan enredados haciendo cosas para Él, que nos olvidemos de Él.
Las buenas cosas se han convertido en el enemigo de las mejores. Permita que su corazón sea quebrado por el Espíritu Santo. Es tiempo de que lleve una vida santa. Deje de mirar y leer lo que acostumbraba, el Señor debe ser su primer y mayor hambre.
La artimaña de Satanás ha sido mantenernos tan llenos de basura de modo de que no estemos hambrientos de Dios, y esto ha funcionado magníficamente por siglos. Pero hay muchos que ya no se contentan más con eso. Quieren a Dios y no se conformarán con menos.
¡Usted es un buscador de Dios si rehúsa estar contento con algo menos que un pan completo! Los falsificadores ya no lo satisfacen, quiere tener lo real. La mayoría de nosotros, sin embargo, vivimos repletos de comida chatarra para el alma y diversión para la carne, que no sabemos lo que es estar realmente hambrientos.
¿Ha visto personas realmente hambrientas? Si pudiera venir conmigo a Etiopía o a alguna tierra asolada por el hambre, vería lo que sucede cuando, se entregan bolsas de arroz. Aparecen de todos lados en cuestión de segundos. Nos hemos convertido tan “iglesia satisfechos” que somos políticamente correctos y no queremos demasiados cambios radicales. Necesitamos estar tan desesperadamente hambrientos por Dios ¡que olvidemos literalmente nuestros modos! Todos en quienes puedo pensar del Nuevo Testamento que olvidaron sus modos recibieron algo de Dios. No hablo de rudeza por sí misma; ¡hablo de rudeza nacida de la desesperación! ¿Y qué hay respecto a la mujer desesperada con un problema incurable de hemorragia que se abrió paso a través de la multitud hasta tocar el borde de las vestiduras del Señor? ¿Qué de la impertinente mujer cananea que se mantuvo rogando a Jesús para que librara a su hija de los demonios en Mateo 15:22-28? Aunque Jesús la insultó cuando dijo: “No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos“, ella insistió. Y fue tan ruda, abrupta y tan agresiva -o simplemente tan hambrienta que contestó: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”.
Espero que Dios tome con fuerza a gente y la motive a volverse tan obsesivas por el pan de su presencia, que nada los detenga. Una vez que eso sucede, no quieren solo un toque, sino que Él se presente sin importar cuánto cuesta o cuán incómodo pueda sentirse. No les interesa la opinión del hombre, solo la opinión de Dios.
Nos hemos vuelto satisfechos con que la iglesia proceda en el oscuro modo normal y no estoy feliz conque sea de esta manera, ¡quiero más! No sé usted, pero cada asiento vacío que veo en un templo me grita: ¿No puedes poner un cuerpo hambriento en este asiento? Esto alimenta mi santa frustración, mi descontento divino.
¡Es tiempo de que la iglesia se olvide de tratar de ser una “políticamente correcta” y abra los cielos para que el maná pueda caer y comience a alimentar el hambre espiritual de la ciudad!
Es tiempo de que taladremos un agujero en los cielos de modo que la gloria de Dios pueda comenzar a brillar sobre nuestras ciudades.
Dios está en todas partes, pero no vuelve su rostro y su favor en todas partes. Esa es la razón por la que nos dice que busquemos su rostro. Sí, Él está presente cada vez que usted se encuentra con otros creyentes en un servicio de adoración, pero ¿cuánto ha pasado desde que su hambre lo hizo echarse en su regazo y, como un niño, alcanzar y tocar el rostro de Dios para volverlo hacia usted? ¡Intimidad con Él! Eso es lo que Dios desea, y su rostro debería ser nuestro mayor enfoque.
"Características de un buscador de Dios" por Tommy Tenney
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