Escrito por: Dr. Neil Anderson
Hace muchos años el Dr. George Barna hizo unas encuestas acerca del legalismo en las iglesias y nos sorprendieron los descubrimientos que él hizo. El legalismo está vivo y coleando en este país. No necesariamente que se enseña, pero es la manera en que todavía mucha gente se relaciona con Dios. Dime lo que está bien y lo que está mal, yo trataré de hacer lo que está correcto y cuando no lo haga, pues corrígeme. Pero ¿saben qué? Nosotros no queremos vivir por la ley, porque la ley mata pero el espíritu vivifica. Y en muchas maneras yo creo que hay mucha gente que le gustaría vivir por la ley pero ¿sabes qué? Te estás robando de tu libertad que tienes en Cristo Jesús y yo veo muchas de las cosas que está haciendo la iglesia en respuesta a todo lo que está mal en esta sociedad y cultura. La gente está tomando drogaS, pues entonces ¿qué hacemos? Predicamos en contra de eso; el alcohol y entonces predicamos contra eso también. Y predicamos contra el divorcio y citamos del Antiguo Testamento, Dios odia el divorcio y es verdad, pero también lo odia muchas veces la persona que se divorcia. Y nunca debemos olvidar eso pero cómo está eso funcionando, nunca ha funcionado y nunca funcionará esta ley de legalismo.
Ahora, cuando uno camina por el espíritu uno entonces no ejecuta los deseos de la carne. Y en esta tarde yo quiero hablar acerca de cómo caminar en el espíritu.
“Digo pues, andad en el espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne porque el deseo de la carne es contra el espíritu y el del espíritu es contra la carne, y estos se oponen entre sí para que no hagáis lo que quisiereis pero si sois guiados por el espíritu no estáis bajo la ley” Gálatas 5:16-18
Y ahora la pregunta es, ¿cómo camina y vive uno en el espíritu? y aquí hay un problema. Muchas veces respondemos a esta pregunta dándole tres pasos y una fórmula, y si yo hiciera eso estaría poniéndole otra vez bajo la ley. El espíritu no es una cosa, sino que es una persona, es un Él. Y esto no es un problema nuevo.
Nicodemo se acercó a Jesús una noche y le preguntó a Jesús ¿cómo podía él recibir la vida eterna? Y Jesús le contestó, bueno, tienes que nacer de nuevo. ¿Nacer de nuevo? ¿Cómo puede un hombre entrar de nuevo en la matriz de su madre? Y el Señor le responde, ¿y tu siendo un escriba, un maestro de ley no entiendes cosas como estas? Estoy hablando, dice Jesús, acerca del espíritu. El espíritu es como el viento, sopla por donde quiere.
Lo que el Señor está diciendo, yo pienso, es que debemos tomar los remos de nuestro bote y levantar la vela. Y me gusta esa idea de lo que quiere decir eso de estar movidos por el viento de Dios e ir donde el viento nos lleva. Y en realidad en este pasaje se nos señala más bien lo que NO es caminar en el espíritu, pero eso nos ayuda un poco porque nos da dos parámetros dentro de los cuales podemos vivir.
Así que primeramente dos cosas que no son caminar en el espíritu. Caminar en el espíritu no quiere decir libertinaje. Libertinaje es simplemente descuidar completamente las reglas, las leyes morales. Cuando yo era un muchachito ir a la iglesia era como ir a un asado de perros calientes. Uno o lo volteaba o se quemaban. Y uno esperaba ir a la iglesia y recibir su dosis regular de culpabilidad y acusación. Y uno le pedía al predicador que le tirara toda la ley y si no pues entonces, no le echaba el dinero en el plato de la ofrenda.
Y entonces vino el movimiento del pueblo de Jesús en los años 60, los “hippies cristianos”, es como que de momento descubrieron el amor de Dios entonces era cuestión a más de fluir en el espíritu, todo era muy místico, hacer lo que a uno le diera la gana, fumarse un pitillo de marihuana. Pero en realidad era todo lo contrario, la Biblia dice que cuando uno vive en el espíritu uno no lleva a cabo los deseos de la carne, uno no va a hacer lo que le da la gana.
Yo recuerdo cuando comencé apenas el ministerio, vivíamos cerca de una familia católica y yo siempre estaba buscando una oportunidad de compartir el amor de Jesús con ellos y ese hombre tenía una cantidad de hijos y el mayor de ellos siempre cuidaba a nuestros dos hijos pequeños. Y un domingo en la noche finalmente llegó mi oportunidad. Diez de la noche ella viene y toca mi puerta, y me dice, se me olvidó preguntarte, puedes venir, me dijo ella, a mi clase de religión en San Antonio, mi iglesia, y hablarnos acerca del protestantismo, y yo le dije, bueno, voy a orar acerca de esto, le dije inmediatamente, creo que sí que puedo ir.
Y el martes por la mañana fui a esta escuela católica y ahí conocí al Monseñor y le dije, le aclaré yo no vengo aquí a representar mal el catolicismo así que siéntase libre para corregirme si cometo algún error. Así que yo comencé con la historia de la iglesia, la Reforma, la justificación por fe que son cosas del protestantismo, les hablé cómo nuestra creencia es que toda persona puede tener una relación personal con el Dios viviente, les di un tratado a cada uno de hecho y entonces abrí la clase a discusión. Y había ahí un tipo muy listo sentado allá atrás en el último banco, él tenía una chaqueta con el logo de la escuela, y me preguntó, ¿tienen ustedes muchas prohibiciones en su religión? Yo dije, bueno yo no creo que tengo nada que diga que Dios no hace, por lo menos creo que no.
Pero en realidad no me estás preguntando esto, en realidad estás preguntando, ¿tienen ustedes libertad? Y entonces él dijo, bueno, está bien, ¿tienen ustedes libertad? Y yo le dije, claro que sí, yo puedo hacer lo que me dé la gana. Pregunté, bueno ¿por qué no? Yo le pregunté, ¿no podría yo ahora mismo tomar una piedra y romper un vidrio con ella si me da la gana? ¿Pero si hiciera eso no tendría que siempre estar mirando por detrás a ver si alguien me va a atrapar y me va a llevar a la cárcel? Yo supongo que tengo libertad para decir una mentira si quiero, pero entonces tendría que recordar a quién le dije la mentira y en qué consistía la mentira. ¿Tú te recuerdas de esos días? ¿Todavía estás metido en esto?
Ven ustedes, la libertad no quiere decir simplemente la habilidad para ejercer una opción o un derecho, sino que más bien está relacionado con las consecuencias de esas decisiones que hacemos. Yo digo, Dios me ha dado la libertad para hacer todo tipo de decisiones y que yo puedo vivir con la libertad que él compró para mí en la cruz del calvario. Y entonces le pregunté, de paso, ¿estás tu libre? Y entonces en ese momento sonó la campana y todos se desperdigaron. Y entonces llega el Monseñor, se acerca a mí y me dice, guau, estuvo tremendo lo que dijiste. Y yo le quería preguntar, bueno ¿cuál parte de lo que dije?
Quiero decirles en otras palabras que sea lo que sea caminar en el espíritu no quiere decir caminar en libertinaje. Pero tampoco es legalismo. Cuando uno es guiado por el espíritu uno no está bajo la ley. Ahora, déjenme decirles, no hay nadie en este lugar ahora mismo más comprometido que yo en ayudar a la gente a vivir una vida justa y piadosa, y correcta delante de Dios pero si tu crees que la respuesta a ese reto es vivir bajo la ley, hay 3 cosas que tu necesitas saber conforme a las Escrituras.
©Chalo Jiménez 2008. Derechos Reservados.
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