Escrito por: Chalo Jiménez
“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cual es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” Romanos 12:2
La palabra renovación viene de la palabra renuevo, del hebreo tsemach, que significa brote. Su significado en el sentido espiritual es: consumir las formas antiguas y consagrar otras de nuevo. Renuevo o retoño es un vástago que echa la planta después de ser podada o cortada.
Este titulo fue aplicado al Mesías en el libro de Isaías, capitulo 11, versículos 1 y 2: El retoño de Isaí. Aquí se enseña claramente la doctrina de las influencias del Espíritu Santo. Cuando aplicamos las herramientas entregadas por Dios para nuestro buen desempeño en este mundo, sin lugar a dudas recibiremos bendiciones, ya no hay excusas para incumplir, esto siempre ha de ocurrir cuando la verdad es revelada.
Necesariamente cuando Cristo entra en el corazón del hombre se debe producir un renuevo, si Cristo está en nosotros, las siguientes características deben brotar de nosotros de forma muy natural: Espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y temor del Señor.
Si entendemos de donde salimos y lo que necesitamos en la tierra para vivir como si estuviéramos en el cielo, vendrá un renuevo. Tener al Espíritu de Dios ya es un renuevo, lo cual viene a comprobar que ésta es la voluntad de Dios para nosotros, una voluntad buena porque sale de un Dios bueno, agradable porque contiene un bien para todos y perfecta porque se cumple su voluntad, pero sumerjámonos un poco:
El espíritu de sabiduría y de entendimiento: Son dones de Dios de carácter Intelectual. El Espíritu de Sabiduría es inteligencia y capacidad creativa, pericia y habilidad, este don implica la reverencia hacia el Señor y la obediencia a sus mandamientos, el entendimiento es la habilidad de aplicar principios a situaciones concretas.
Los hombres llamados para ser arquitectos del evangelio son llenos del espíritu de Dios en sabiduría y entendimiento, son llamados no sólo para planear y trabajar sino que han de enseñar a otros. Aquellos a quienes Dios ha dado conocimiento, deben estar deseosos de participarlo para socorro de otros, sin codiciar acapararlo.
Esta primera pareja igualmente se refiere a la capacidad de guiar al pueblo con un juicio recto lo que implica una sabiduría profunda inspirada de o alto. El mejor ejemplo lo tenemos en el Rey Salomón.
El espíritu de consejo y de poder: Son dones de Dios de carácter Administrativo. En otras palabras es administrar los asuntos del reino espiritual para gloria de Dios y beneficio de los hombres. El consejo siempre debe ser certero y atinado.
La segunda pareja, consejo y poder, implica los dones del gobierno práctico. David gobernó con poder y Salomón dio el consejo revelado desde el cielo.
El espíritu de conocimiento y temor del Señor: Son dones de Dios de carácter Espiritual. El conocimiento implica una relación intima y personal con Dios. La relación con nuestro Padre Dios debe ser inigualable, debe ser una relación de amistad y mucho respeto. Debemos ser fuertes y valientes a la hora de enseñar
El que gobierna será un hombre profundamente espiritual. Podemos citar sobre todo al rey Josías del que se dice que no hubo otro que estuviera tan orientado al Señor con todo su corazón, con toda su alma y fuerzas. 2 Reyes 23,25.
Así entonces, es Cristo, el único que puede hacer que nuestra vida sea transformada, porque al recibirlo en nuestro corazón su sangre consume nuestra vieja naturaleza y ha de comenzar en nuestro interior el brote de esa renovación.
La pregunta entonces, sería: ¿Hemos abandonado esas conductas antiguas, malos hábitos, pecados ocultos? ¿En realidad estamos siendo renovados cada día en el amor de Cristo? ¿Quiénes nos escuchan, podrían decir que el Espíritu del Señor reposa sobre nosotros?
“Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces. El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor”
© Chalo Jiménez 2008. Derechos Reservados.
Comentarios