Escrito por: Chalo Jiménez
“»Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas." Mateo 15:8-9
Recuerdo cuando tenía siete años y por poco me obligaban los días domingos a asistir a la iglesia con traje de seda, vivíamos en una ciudad del Valle del Cauca, bastante idolátrica por cierto, llamada Buga. A esta ciudad llegan de todos los lugares de Colombia y el mundo 850 mil personas al año, a buscar un milagro y no a buscar una relación íntima y personal con Jesucristo, allí se adora una imagen a la que llaman “El Señor de los Milagros”.
Veinte años después cuando me encontraba en una etapa crítica de mi vida, recordé que Dios existía y comencé una búsqueda desesperada por su amor y su compasión. Lo primero que hice fue recurrir al Padre católico de mi comunidad no hallando ninguna respuesta, luego me reuní con otros dos sacerdotes uno de ellos de alta jerarquía recuerdo,