Escrito por: Luz Miriam Scarpeta
“¿Quién entre ustedes teme al Señor y obedece la voz de su siervo? Aunque camine en la oscuridad, y sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del Señor y dependa de su Dios.” Isaías 50:10
¿Alguna vez has caminado por un lugar oscuro? ¿Te asusta la oscuridad? Cuando pienso en las veces que he permanecido en lugares oscuros, caigo en cuenta que siempre ha existido por lo menos un rayo de luz proveniente de algún lugar externo.
Desde mi infancia me acostumbré a dormir con la luz encendida, me aterraba ver como una a una apagaban todas las lámparas, tan aferrada estaba a la luz que así estuviera profundamente dormida, inmediatamente sonaba el interruptor y el paso de la energía era cortado, yo me despertaba. Hoy gracias a la nueva vida que tengo en Cristo no necesito de luces artificiales para descansar.
De la misma manera, en nuestro paso por la vida, en algunas ocasiones vamos a estar en plena oscuridad y de verdad que aterra tener que movernos por caminos en los que no vemos nada en lo absoluto. Hoy El Señor de Señores nos hace una invitación, a través de este pasaje Bíblico, a continuar a pesar de no ver ni un solo rayo de luz, nos manda a que confiemos y aun más a que dependamos de Él, de su amor, de su comprensión, de su compasión, luego entonces aquí no valen esfuerzos humanos porque serán inútiles. El camino de un hombre piadoso puede ser oscuro, pero su final será paz y luz eterna, en cambio el camino del incrédulo puede ser placentero, pero su final y destino eternos serán las tinieblas más profundas.
Aunque físicamente en el andar diario haya ausencia de luz, Jesucristo es la luminaria siempre disponible en nuestro transitar, así que, si nuestros ojos espirituales están llenos de su luminosidad, no debemos temer dar pasos en medio de la penumbra. Si permanecemos en Cristo, nunca faltará la verdadera luminiscencia en nuestro camino.
“Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” Juan 8:12. En este otro pasaje encontramos que no se habla de oscuridad sino de tinieblas. La oscuridad se da por la falta de esperanza, cuando todo se cierra, cuando no veo nada en el camino, mientras que las tinieblas simbolizan el recorrer este trayecto terrenal en pecado. En ambos casos Dios nos da valiosas enseñanzas: En medio de la oscuridad, confiemos en Él. Para evitar las tinieblas, sigámoslo a Él.
Si tu camino esta muy oscuro hoy, reflexiona, de verdad lo que hoy vives es una prueba, que tiene el propósito de saber de que material estas hecho o es la consecuencia por un pecado no confesado. En otras palabras ¿Estás andando en oscuridad o en tinieblas?
© Chalo Jiménez 2008. Derechos Reservados.
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